Firmeza de Rusia y China frente a occidente

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Madrid. La reciente visita del presidente de Rusia, Vladímir Putin, a China ha servido para poner de manifiesto que ambos países no desean la tutela de Estados Unidos y a la vez ha reforzado al “zar” ruso con un importante acuerdo económico para suministrar gas natural al “gigante asiático”.

Pero esta nueva alianza frente a Occidente no acarreará el cien por cien de la seguridad de China, que sabe que debe contar con Occidente cuando ahora el país afronta nuevos retos frente a un  terrorismo creciente y buscará aliados hasta debajo de las piedras para combatirlo, ya que el terrorismo en la región noroccidental de Xinjiang va camino de internacionalizarse sobre todo cuando la Policía china acaba de solicitar a la Interpol ayuda para buscar y capturar a Ismail Yusup, sospechoso de organizar un atentado en una estación de ferrocarril.

Putin ha reconocido el importante acuerdo, el cual se llegó tras duras negociaciones con los chinos, campeones de la letra pequeña, pero que a la vez servirá a China para reducir su enorme dependencia del carbón que tiene contaminado a grandes ciudades chinas a niveles peligrosos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el fondo China hizo un gran regalo a Rusia, ya que los dos países con el acuerdo sucrito valorado en 400.000 millones de dólares supone que la compañía rusa Gazprom suministrará 38.000 millones cúbicos anuales de gas al “gigante asiático” a partir de 2018 y en los siguientes 30 años, lo que representa un importante espaldarazo económico y diplomático para el presidente Putin, necesitado de respaldos ante las sanciones impuestas por Occidente a raíz de la crisis ucraniana.

Pero no hay que olvidar que en el asunto de Ucrania, China siempre ha mantenido su neutralidad basándose en su política del principio diplomático de no injerencia en asuntos internos de otros países y Pekín se abstuvo en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba a Rusia en la crisis ucraniana e incluso esta pasada semana rusos y chinos vetaron en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución para que la Corte Penal Internacional (CPI) investigara los crímenes de guerra perpetrados durante los tres años de enfrentamiento fratricida en Siria, una demostración más de que tras la reciente visita de Putin a Xi Jinping la alianza se refuerza mientras el protagonismo de EEUU pasa por “horas bajas”. El presidente chino indicó que la alianza ruso-chino es “una opción inevitable” para el desarrollo de un mundo multipolar.

El presidente Putin aseguró que el contrato firmado con China para el suministro de gas ruso abre la posibilidad de unir los extremos del país, desde Europa hasta el Pacífico, a través de un sistema de gasoductos único.

Moscú tiene puesta su mirada en el Pacífico y no renuncia a la parte asiática sobre la que se asienta la identidad rusa, de ahí que Vladimir Putin no es que quiera reconstruir sólo la antigua URSS, lo que quiere es recuperar la Eurasia, es decir, la unión económica creada en 2000, para reagrupar a las ex repúblicas soviéticas, la llamada Comunidad Económica Eurasiática (CEE).

Putin tiene mucho interés en convertir a su país en una potencia Eurasiática, sobre todo cuando contempla el declive de Europa y ve la emergencia del continente asiático, donde China es uno de sus principales clientes, mientras esperan las Coreas, Japón, India, Vietnam, entre otros

El 30 por ciento del gas que la UE importa es ruso y llega a una quincena de países europeos a través de tres grandes gaseoductos, es decir, 95.000 millones de metros cúbicos diarios por el Nord Stream (desde el norte hacia Alemania) y el Yamal y por Bielorrusia, y otros 175.000 millones de metros cúbicos por el Soyuz, por Ucrania. En el fondo esta grave crisis de Ucrania ha servido para poner sobre el tapete las distintas estrategias sobre la seguridad energética en Europa, pues no hay que olvidar que la mitad del gas que llega a los países comunitarios desde Rusia circula por Ucrania, de ahí que la UE haya solicitado a Rusia que garantice el suministro a Kiev.

Pero si la crisis de Ucrania ya ha dejado bastante perfilada la línea rusa-china, que inquieta lo suficiente a Estados Unidos, que no quiere conceder a Pekín ninguna ventaja en Asia, ahora el golpe de Estado en Tailandia supone otro quebradero de cabeza para Barack Obama que ve con preocupación como Bangkok se acerca cada vez más a China, hasta tal punto que Washington, que apoyó al gobierno salido de las urnas en 2012, se ha visto obligado a anunciar la retirada de  la ayuda económica y la aplicación de posibles sanciones hasta que los militares tailandeses no vuelvan a los cuarteles.

En definitiva, tras este acuerdo, rusos y chinos han dejado patente su unión ante cualquier intento de aislarle o perjudicarles por parte de Occidente, donde, por un lado, por el asunto de Ucrania que afecta a Rusia y, por otro, a China en su conflicto con los mares de China Meridional y Oriental, además de la nueva situación creada entre Pekín y Washington por la imputación estadounidense a cinco militares chinos por participar en actividades de ciberespionaje, que supone la primera vez que EEUU inicia un proceso criminal en este ámbito contra responsables de otro país.

Santiago Castillo, periodista, director Asianortheast y experto en la zona

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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2 Respuestas

  1. 4 junio, 2014

    […] van 25 en un episodio que todavía sigue siendo un tabú en China pero con el deseo del presidente Xi Jinping de enterrar para siempre las dudas sobre los acontecimiento anuales que dejan huella en el […]

  2. 21 noviembre, 2014

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