Tras la condena a cadena perpetua a Bo Xilai, la corrupción se convierte en máxima prioridad del Gobierno chino

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Madrid.- La reciente condena a cadena perpetua a Bo Xilai por delitos de malversación de fondos, aceptación de sobornos y abuso de poder no sólo pone fin a su carrera pública sino que ha encendido las alarmas en el Gobierno chino, donde el presidente Xi Jinping se ha comprometido a combatir la corrupción venga de donde venga al considerarla como un auténtico lastre para el desarrollo de China.
Imagen del juicio a Bo Xilai
La dura sentencia -se esperaban 15 años de prisión- tiene todos los visos de ser una decisión del Gobierno de Pekín para intentar poner fin al escándalo que rodeo a Bo, cuya esposa Gu Kaila fue condenada el pasado año  por el asesinato en 2011 de Neil Heywood, un hombre de negocios británico.
Este asesinato originó el mayor escándalo político de los últimos tiempos en China,  pero la situación, tras este grave caso de corrupción, supuso un enfrentamiento entre los que apoyaban a Bo Xilai y sus detractores, lo que desencadenó para Xi Jinping afrontar uno de sus mayores retos en el corto periodo que lleva en el poder.
Este escándalo político estalló cuando el pasado año Wang Lijun, jefe de Policía de Chongqing y número dos de Bo, trató de pedir asilo en un consulado estadounidense, donde denunció que Gu Kaila había asesinado meses antes al empresario británico Neil Heywood.
Bo Xilai, de 64 años, antes de caer en desgracia, era el secretario general del Partido Comunista Chino en la municipalidad de Chongqing, la más poblada de China y miembro del Politburó chino, se vio arrastrado por el asesinato de Heywood, en medio de la lucha de poder que precedió a la llegada de una nueva generación de líderes a la cúpula del PCCh en el congreso del partido celebrado en noviembre del año pasado.
La antigua estrella emergente del régimen chino ya ha manifestado que apelará su condena y que su nombre quedará totalmente limpio y durante el juicio se enfrento con vehemencia al juez, poco habitual en los tribunales chinos, insistiendo que nunca violó la Ley.
En el fondo, el juicio contra Bo fue un combate por el poder en la cúpula del PCCh, quien aspiraba ser el quinto sucesor de Mao Zedong,  sin embargo, ahora los defensores de reformas políticas tienen la esperanzas de que la caída de Bo Xilai, acusado de autocrático y a favor del regreso al culto maoísta, dé alas al presidente Xi Jinping para evitar tácticas similares a las de Bo y así modernizar política y económicamente el país.
No obstante, su apelación, según fuentes judiciales chinas, puede desembocar en una reducción de la sentencia, pero el caso Bo ha servido como una fuerte advertencia para que la corrupción en todos los órdenes del país, incluido a los miembros del PCCh, sea perseguida de forma total para evitar el retroceso del avance del país, cuyo presidente  ha reiterado que la combatirá con todas sus fuerzas.
Observadores y analistas políticos se mostraron sorprendidos por el nivel de información durante el juicio a Bo Xilai, cuyo tribunal de Jinan, capital de la provincia de Shandong, en el que ha sido juzgado, publicó de forma regular en su cuenta en Sina Weibo (servicio de mensajes cortos similar a Twitter) los avances del proceso y las declaraciones del acusado y los testigos, en lo que la prensa oficial china ha llamado “tiempo real” y ha calificado de ejercicio de transparencia sin precedentes, además fue el primero de la historia retransmitido oficialmente por Internet.
En suma, Bo, a quien también le fueron confiscadas sus propiedades personales, que, según el tribunal que le juzgó, ascienden a un valor de 20,5 millones de yuanes (3,3 millones de dólares),  fue encontrado culpable el 22 de septiembre de aceptar 20,4 millones de yuanes (2,46 millones de euros) en sobornos, malversar cinco millones de yuanes (603.000 euros) y abusar de su poder en relación con la muerte de un hombre de negocios británico, antiguo amigo de la familia, Neil Heywood.
Sin embargo, los fiscales aseguraron que intentó encubrir el asesinato de Heywood por parte de su esposa, Gu Kailai, quien ha sido condenada en agosto de 2012 a pena de muerte con dos años de suspensión de sentencia, lo que en la práctica supone cadena perpetua.
El presidente chino, Xi Jinping, quiere que el partido se acerque a las masas para evitar su desaparición, pero los casos de corrupción no ceden y han perjudicado ya no sólo a la imagen del PCCh sino que la aparición de quejas en gran parte de la sociedad china contra ciertos abusos y privilegios de miembros y de algunos de sus familiares del Partido Comunista han alimentado conciencias y han aumentado opositores.
Xi Jinping sabe de la importancia de erradicar la corrupción y no ha cesado en los últimos meses en combatirla tanto dentro del Gobierno como del PCCh asegurando que «no habrá excepciones» cuando se incumpla la disciplina de la formación. Incluso el Ejecutivo chino abrió en septiembre pasado una nueva página web oficial, la Comisiónde Disciplina del Partido, bajo el pretexto de informar sobre sus actividades pero donde también ofrece a la población denunciar de manera anónima cualquier sospecha sobre corrupción de un cargo oficial.
El largo rosario de casos de corrupción no concluye como se ha visto en los últimos meses. La actividad “sospechosa” de la farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK) en Shanghai dio las primeras pistas en julio pasado que llevaron a la policía china a descubrir la red de sobornos por la que cuatro altos directivos de la compañía fueron detenidos, así como lacondena a pena de muerte, ese mismo mes, del ex ministro chino de Ferrocarriles Liu Zhijun tras ser declarado culpable de corrupción o la detención de Lei Yi, en octubre, del presidente de la mayor productora mundial de estaño refinado, la compañía estatal Yunnan Tin, por supuesta aceptación de sobornos.
Pero también hay que resaltar casos como la expulsión del PCCh, en octubre, del ex vicegobernador de la provincia oriental de Anhui Ni Fake como sospechoso de corrupción o el grave caso de la compra de viviendas que salieron a la luz en febrero cuando funcionarios chinos usaron identidades falsas para la compra de docenas de viviendas poniendo en entredicho la verosimilitud de documentos oficiales.
Lo que está claro es que los nuevos dirigentes del país tienen el compromiso serio de impulsar las reformas para lograr un crecimiento «estable» y fomentar una lucha sin cuartel contra la corrupción, tal como se manifestó durante los actos del  64 aniversario de la fundación dela República Popular el pasado 1 de octubre.
By Santiago Castillo, periodista, escritor, experto en asuntos del Nordeste asiático

http://asianortheast.blogspot.com/

 

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2 Respuestas

  1. 4 noviembre, 2013

    […] Gobierno chino anuncie una serie de medidas en noviembre durante el III Plenario del Congreso del Partido Comunista de China […]

  2. 22 octubre, 2014

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